Rodrigo Rial Lago

En cada evocación, la persona desaparecida revive. Todos los días eso le ocurre a Rodrigo Rial Lago, quien día a día revive en la mente de sus familiares y amigos que le vemos reflejados en las innumerables pinturas que con tanto amor nos dejó. Nacido el 22 de julio de 1931, en Lavadores, en el barrio del Calvario, y hoy absorbido por el gran Vigo. Fue el menor de diez hermanos que crecieron en una familia cultivada y con dotes artísticas. Su madre, fue una digna heredera espiritual del postromanticismo gallego, con una sensibilidad artística superior, que transmitió a varios de sus hijos. Pintura y música eran sus artes. Rodrigo, tomó la pintura, al igual que algunas de sus hermanas.

Su iniciación pictórica fue precoz, según sus palabras: "a los 5 años, le enviaba cartas a mi hermano Victoriano, que estaba en el frente, y le dibujaba gallinas y perros". Fue perfeccionando su técnica en pintura y dibujo de modo autodidacta. De adolescente enseñaba sus obras a los artistas que se reunían en el Círculo Mercantil de Vigo y en el Café Derby. Conoció fugazmente a José Otero Abeledo "Laxeiro", y de modo más profundo al escultor Camilo Nogueira, forjando con este último una gran amistad. Poca gente sabe que muchos de los motivos escultóricos de Nogueira están realizados sobre dibujos que encargó a Rodrigo Rial, desde algunas de las esculturas de la Alameda de Vigo, a la escultura del Cristo que preside la tumba del tallista.

Rodrigo Rial Lago tuvo éxito en su profesión, que curiosamente estaba alejada del arte, pero en ningún momento abandonó el pincel. Su obra, incontable por su rapidez de ejecución, se caracteriza, sobre todo, por un dibujo de una destreza maestra. Consideraba que el dibujo era prioritario en la formación del pintor. Trabajó con la mayoría de los materiales: papel de estraza, de algodón, cartón, con sanguinas, carboncillo, tiza, lápiz, tinta china, aguadas... En el color cultivó la pintura al óleo, sobre lienzo y tabla con una técnica a medio camino entre postimpresionista y realista. Procuraba huir del amaneramiento del estilo, pero como él escribió: "El estilo no hay que buscarlo; desgraciadamente viene solo, y es como la caligrafía de la escritura", y por lo tanto en sus cuadros hay un estilo, poco afectado, pero inconfundible.

Sin embargo, fue la acuarela, un descubrimiento relativamente tardío, la técnica que más satisfacciones le dio. Los motivos son muy variados, paisajes urbanos y rurales, bodegones, flores, marinas... La técnica evolucionó desde efectos diáfanos similares a los paisajistas ingleses del siglo XIX, hasta trazos de pintura preciosista, como ocurre en sus puertas. Muchos de los paisajes son de su adorada Galicia, y en algunos de ellos, se puede reconocer el paisaje de Bayona y de sus alrededores. Las flores y los bodegones, que pintaba siempre del natural, muestran una expresividad que raya en el hiperrealismo.

Regaló muchos cuadros, pero nunca quiso exponer, y mucho menos vender una obra, su modestia se lo impedía. Murió a los 71 años, un 12 de noviembre de 2002. Este año 2010, se hubieran cumplido las Bodas de Oro de su matrimonio. Feliz unión con su adorada mujer, Mari Nati, de la que nacieron tres hijos, y ocho nietos. Gracias a la generosa iniciativa de su mujer, y de sus hijos, pueden disfrutar hoy de una anhelada exposición, en la que necesariamente se ha hecho una selección de una centésima parte de la obra de Rodrigo Rial Lago. Su familia y amigos nos hemos recreado en sus obras durante años, gracias a su arte y nuestra memoria sigue viviendo; es hora de compartirlo.


Rodrigo Rial Horcajo
Boadilla del Monte - 2010